El Año Nuevo (Shougatsu) es una de las fiestas más importantes en Japón.
No se comen las uvas, y nada de abrazos ni fiesta, pero las comidas son especiales, y por supuesto se acude al templo.
También es tradición enviar tarjetas de año nuevo a todos los familiares y amigos.
El año nuevo dura tres días, y se dedica a la familia. Se juega a fukuwarai, y a los niños se les da un sobre con dinero (otoshidama). Antes de empezar a celebrar, se realiza una limpieza a fondo de la casa, para poder relajarse (creo que es la única vez en el año que los japoneses se relajan).
En casa se colocan tres tipos de decoraciones: kadomatsu (hecho de bambú y pino), shimekazari, que es una cuerda sagrada, y/o el kagamimochi, que es una ofrenda de mochi y naranja.
La noche del 31, después de ver el programa de televisión del estilo de los programas de Nochebuena, pero en japonés (imaginad...), después de las doce de la noche (o sea que en realidad es 1 de enero ya) se baja al templo (nosotros fuimos al más cercano, que es pequeñito, pero hay gente que va a los templos más grandes). En el templo tocamos la campana y pedimos un deseo, luego leemos nuestra fortuna (ni mala, ni buena, por supuesto, sólo decía que si trabajo duro conseguiré lo que me proponga), y bebemos amasake, que es una bebida alcohólica (o eso dicen, pero vamos que ni se nota, y los niños también la beben) hecha de arroz fermentado.
El desayuno del 1 de enero se llama osechi, y se parece mucho a la comida del obento. Cada parte tiene un significado, pero no me los sé.
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